Presentamos un espectacular diorama que tuvimos el honor de exponer una tarde en electricBricks. Se trata de una reproducción a escala minifig de la estación de ferrocarril de Figeac, ciudad del sur de Francia.
Su autor, Xavier Gómez Sichi, ha redactado este artículo, que explica la historia de la estación, su motivación a la hora de realizar este diorama y los problemas de su construcción. Debido a la cantidad de detalles que nos llamaron la atención hicimos un gran número de fotos, que iremos intercalando entre el texto de su autor. A continuación presentamos la primera parte del texto de Xavier. Bienvenidos a su estación de Figeac en LEGO 1.
FIGEAC Y SU ESTACIÓN
Figeac, subprefectura del departamento del Lot (Francia), es un enclave de cierta importancia. Situada a unos 150 kilómetros al nornordeste de Toulouse, la gran capital del sur de Francia, este enclave de unos 5000 habitantes ha tenido siempre cierta relevancia en la región desde tiempos medievales. Se asienta en la orilla del Célé, afluente del Lot (a su vez afluente del Garona, río cuyo nacimiento se sitúa en el Pirineo español y que desemboca en Burdeos).
Figeac ha sido en época medieval una localidad importante por sus comerciantes y sus banqueros. Llegó, incluso, a tener una Casa de la Moneda propia, fruto de un privilegio real. Al finalizar el periodo medieval, su lugar pronto va a decaer durante el transcurso de la Guerra de Cien Años. Todo el departamento se va a ver afectado por la pugna entre la corona francesa por un lado, por otro la inglesa que hace incursiones desde Aquitania, territorio de su posesión, y los señores feudales locales que hacen uso de una diplomacia complicada y de una guerrilla furtiva con el fin de mantenerse fuera de la órbita inglesa y dentro de la francesa pero con la autonomía que siempre se le había otorgado de mala gana.
Con la llegada de la época moderna y la aparición del protestantismo, el sur de Francia, siempre en busca de cierta autonomía respecto del poder real, va a abrazar la causa protestante, lo que no va a mejorar su situación. A finales del siglo XVII son muchos los lugareños que huyen a Québec para profesar libremente su fe y empezar una nueva vida.
En 1790, Figeac ve nacer a François Champollion, gran erudito de lenguas semíticas y admirador de Napoleón, que va a descubrir en 1822 la forma de leer los jeroglíficos egipcios, gracias a la Piedra de Roseta, traída por Napoleón unos años antes de su campaña de Egipto. Si bien el descubrimiento no se efectúa en Figeac, la difícil política y situación económica de la época (Revolución Francesa, época napoleónica, restauración borbónica, los 100 días, y de nuevo otra restauración borbónica) mantienen a François y sus hermanos en constante contacto con la región con frecuentes vaivenes entre Grenoble, Paris y el Lot. De hecho, hoy en día Figeac cuenta con un interesante museo de egiptología orientado a lo que fue tal descubrimiento.
El siglo XIX y la creciente industrialización llevan a Francia, al igual que otros países vecinos y muy especialmente Reino Unido y Alemania, a modernizar también su sistema de transporte como forma de llevar los productos de sus tierras y las materias primas hacia los centros de consumo, hacia los grandes puertos para la exportación o hacia las industrias. Es el inicio de la implantación del ferrocarril. Igualmente dicho medio va a contribuir a la centralización del país al mejorar las comunicaciones y al permitir el transito de gentes del país a todas las zonas del territorio nacional. En este sentido, puede que el ferrocarril haya contribuido en Alemania, más que en cualquier otro lugar, a cimentar las ideologías favorables a su posterior unificación en 1870. En cuanto a Francia, el ferrocarril contribuyó el acercamiento de regiones de tendencias tradicionalmente autonómicas (“autonomía” que nunca les fue otorgada de facto pero que se vio favorecida por un relieve agreste).
Aunque inicialmente se conectaran entre sí las grandes ciudades, los principales puertos y los grandes yacimientos de materias primas, no pasó mucho tiempo hasta que un programa de comunicaciones generalizara la implantación del ferrocarril hasta el último rincón del país. Se forma la SNCF (la RENFE francesa) y hay que edificar todos los edificios y sistemas que rodean los servicios ferroviarios, entre otros las estaciones. Tal vez ahí resida la principal crítica que los Franceses han emitido contra la SNCF: aunque cada estación de Francia es única, se estableció un estilo neoclásico tardío y funcional en todas ellas, sin importar su implantación geográfica. Tomando el ejemplo que nos ocupa, la estación de Figeac no tiene nada que ver con el estilo arquitectónico de la zona, lo que llevó a opinar que las estaciones francesas tienen meramente un estilo “SNCF”.
Viniendo desde Toulouse a Figeac y una vez abandonada la cuenca del Garona, la línea de ferrocarril atraviesa un paisaje muy agreste y salvaje cuyo relieve no es elevado pero si muy entrecortado por cañones surcados por riachuelos estrechos pero de cierto caudal. Se entienden perfectamente las dificultades que dicho trazado debe haber planteado a los ingenieros ferroviarios y el capital necesario para su construcción. Llegando al valle del Lot se encuentra la estación anterior a Figeac, Capdenac, población que fue uno de los últimos focos de resistencia gala contra el imperio romano. El tramo Capdenac-Figeac atraviesa por un túnel la quebrada que forma la orilla del Lot en este lugar. De hecho el túnel desemboca directamente en la estación de Figeac lo que crea un efecto de sorpresa irreal al llegar.
La importancia de Figeac reside en la dualidad Figeac-Capdenac. Si Capdenac es el nudo del que bifurcan las líneas a Toulouse y al Mediterráneo, Figeac, a pesar de ser un nudo ferroviario menor que Capdenac, permite la división de las líneas que siguen hacia Clermont-Ferrand (país averno) por un lado, y París pasando por Brive, Limoges y Orléans, por otro. Dicha bifurcación es la que da a Figeac su característica: la estación no se ha construido paralelamente a las vías del tren, como suele ser habitual, sino perpendicularmente a ellas, como si las vías se abrieran sólo para poder dejar ver el edificio. El andén forma pues un espigón orientado hacia el túnel, lugar donde se encuentran las agujas de cambio de vías.
¿POR QUE FIGEAC?