Un grupo de investigadores de la Universidad de Málaga dirigidos por la profesora Isabel Barbancho han creado unos robots capaces de reconocer melodías tarareadas o algunos acordes tecleados en un piano, y sugerir después temas del mismo estilo. Ésta es una de las muchas aplicaciones de una serie de robots que ha destacado en declaraciones a Efe la necesidad de disponer de métodos inteligentes de creación y manejo de contenidos musicales.
Estos “robots inteligentes” son capaces no sólo de reconocer una canción cuando la oyen, sino que la clasifican en función de sus características mediante el análisis de los tonos o estilos musicales.
“El sistema reconoce a qué estilo de música pertenece la canción e incluso te sugiere temas parecidos”, ha explicado la investigadora, que ha recordado que hay sistemas que permiten la clasificación de canciones, pero que tienen que ser ordenadas y establecidas por el propio usuario.
Aprendizaje con juegos
El miedo a abandonar la música por desidia o por no soportar la parte más teórica como el solfeo o la armonía ya tiene una solución bajo el nombre de ‘Los robots y la música’, la aplicación más didáctica y sencilla de los estudios de estos científicos de la UMA. «Cuando tengo un videojuego y me gusta mucho, termino por aprenderlo, por ello queremos hacer algo parecido con la música», explica Isabel, que añade que «cualquier persona que quiera aprender solfeo puede lograrlo de forma mucho más amena interactuando con un LEGO».
En la actualidad, «estamos trabajando en el hardware, desarrollando el oído del robot, puesto que estos humanoides tienen por defecto un gestor de sonido que sólo es capaz de reconocer si hay o no ruido», aclara Ana María, que insiste en que «de esta forma puede distinguir y grabar un sonido con calidad suficiente para que luego se pueda procesar». A partir de la señal de audio que se graba, «que puede ser una melodía cantada por un niño, se saca información de la frecuencia y el ritmo, de manera que se logra saber si se ha entonado la nota correcta a la velocidad y ritmo adecuados», afirman las investigadores de la UMA que además de ser ingenieras, tienen estudios superiores musicales, de ahí su interés por este área. De este modo, «si la persona lee la melodía y la canta bien, el robot se pone contento y aumenta el nivel de la partitura que refleja en una pantalla, pero si en cambio se hace mal, se pone triste e intenta ayudar dándole al usuario el ritmo para que lo vaya siguiendo». Ana María Barbancho explica, además, que incorporando una cámara al NXT con la que ver la partitura y, con los algoritmos desarrollados de OMR (reconocimiento óptico de música) basado en el OCR (reconocimiento óptico de caracteres), el robot es capaz de saber qué clave tengo y qué nota es.
En este sentido, «la aplicación está enfocada a la recuperación de partituras antiguas ya que el robot NXT las ve, reconoce y traduce a partitura moderna, y además las canta», dice Isabel, que hace hincapié en que «con este método se puede recuperar el patrimonio musical que, por ejemplo, hay en la catedral de Málaga, donde las partituras son del siglo XVII y XVIII, y tienen una anotación distinta, con notas más cuadradas y claves de sol diferentes».
Otro de los sistemas desarrollados por este grupo permite, según explica Barbancho, trasladar el teclado de un piano a una hoja de papel, algo que se consigue mediante lo que ha denominado “la realidad aumentada” y que supone que el robot visualice las teclas del instrumento -también se puede hacer con un xilófono- y reconozca los sonidos al “pulsar” las mismas en el papel que reproduce el teclado.
Esta característica podría resultar muy útil, por ejemplo, para profesores de piano, que se ahorrarían tener que trasladar el instrumento para clases y eventos que no sean un concierto.
No obstante, no todo es aprendizaje y clasificación de canciones, ya que el grupo también ha desarrollado un sistema por el que traduce canciones que pueden ser tocadas con varios botones y a distintos niveles de dificultad, lo que vendría a emular, en cierto modo, a juegos de consola como el ‘Guitar Hero’, “con la ventaja de que el número de canciones es ilimitado”, ha resaltado Barbancho.
Otros sistemas y robots permiten la edición profesional de contenidos de audio mediante el arreglo de desafinaciones y la mejora de las mezclas y la calidad del audio en grabaciones en directo; o la adaptación de contenidos musicales a discapacitados, como por ejemplo trasladar la escritura de partituras al Braille.
Esta serie de investigaciones han tenido, en algunos casos, aplicaciones comerciales, como es la conservación, digitalización y difusión de partituras conservadas en diversos archivos catedralicios andaluces; o la catalogación en bases de datos de clases magistrales -separando la parte de música con la parte de explicación del profesor- para la Fundación Albéniz.
Barbancho preside el comité organizador de la séptima edición del ‘International Symposium on Computer Music Modeling and Retrieval’, que se celebrará del 21 al 24 de junio en Málaga y que reunirá a los investigadores más importantes a nivel mundial dentro del campo de las aplicaciones del procesado de audio digital.